5 de agosto de 2025, Por Julia, BBC News

En una revelación desgarradora que ha conmocionado al mundo, Meghan Markle, duquesa de Sussex, compartió un relato estremecedor de una crisis de salud que casi le arrebató la vida. Hace apenas unas horas, en su pódcast Confessions of a Female Founder, habló abiertamente sobre su aterradora lucha contra la preeclampsia posparto—un asesino silencioso que ataca a las nuevas madres cuando menos lo esperan.

La voz de Meghan temblaba mientras recordaba el momento en que la alegría de la maternidad se convirtió en miedo. Diagnosticada con preeclampsia posparto después de dar a luz, enfrentó una presión arterial peligrosamente alta que amenazaba su vida. “Estaba sosteniendo a mi bebé, pensando que todo había terminado”, dijo, “pero estaba luchando por mi vida”. Esta afección potencialmente mortal, que puede aparecer hasta seis semanas después del parto, provoca fuertes dolores de cabeza, cambios en la visión y daños en los órganos, a menudo confundidos con agotamiento posparto.
Su honestidad brutal revela una verdad que demasiadas madres enfrentan solas: los peligros ocultos de las complicaciones posparto. La preeclampsia posparto, marcada por una presión arterial elevada y estrés en los órganos, puede derivar en convulsiones, accidentes cerebrovasculares o incluso la muerte si se ignora. Sin embargo, sus síntomas suelen ser desestimados, dejando a las mujeres vulnerables. La historia de Meghan es un llamado desesperado a la conciencia, instando a las madres a buscar ayuda sin sentir vergüenza.
“Tenía miedo de no lograrlo”, confesó, con palabras que son un recordatorio inquietante de la fragilidad de la nueva maternidad. Al compartir su experiencia, Meghan busca romper el estigma en torno a la salud materna, alentando a las mujeres a reconocer las señales de advertencia y exigir atención. Su valentía transforma su dolor personal en un poderoso llamado al cambio, iluminando un problema que cobra innumerables vidas por la falta de conciencia.
Como figura pública, la plataforma de Meghan amplifica esta causa urgente. Ella aboga por una mejor educación y apoyo a las nuevas madres, presionando a los sistemas de salud para que prioricen la atención posparto. Su historia no es solo suya: es la historia de cada madre que ha enfrentado lo impensable en silencio. Su apertura podría desencadenar un cambio global, asegurando que ninguna mujer sufra sola.

